El reciente mensaje de Vladímir Putin refleja un incremento en la retórica en torno al conflicto en Ucrania y las tensiones con la OTAN. Al advertir que el suministro de misiles de largo alcance a Ucrania por parte de la alianza podría ser interpretado como una participación directa en la guerra, Putin subraya que dicho acto cambiaría «la naturaleza del conflicto». Esto implicaría que los países de la OTAN y sus aliados, como Estados Unidos y las naciones europeas, estarían directamente involucrados en el combate contra Rusia.
La insistencia de Putin en que Ucrania no tiene la capacidad técnica para lanzar estos misiles sin el apoyo de la inteligencia satelital occidental refuerza la narrativa rusa de que Occidente ya está involucrado en el conflicto, aunque de manera indirecta. Según él, las misiones de vuelo de los misiles de largo alcance, como los ATACMS y los Storm Shadow, solo pueden ser realizadas bajo la supervisión de expertos militares de la OTAN.
Por otro lado, las declaraciones del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, refuerzan esta postura, al señalar que Occidente habría autorizado hace tiempo a Ucrania el uso de este tipo de armamento, utilizando datos de inteligencia proporcionados por sus satélites. Lavrov acusa a los militares occidentales de coordinar ataques ucranianos, que según Rusia, están dirigidos no solo a infraestructura estratégica, sino también a objetivos civiles, lo que aumenta la gravedad de la situación.
La reunión entre el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores británico, David Lammy, con Volodímir Zelenski en Kiev pone aún más tensión en este asunto, ya que la posibilidad de que Occidente suministre estos misiles está siendo discutida. Sin embargo, Lammy sugirió que es Putin quien ha intensificado el conflicto con el uso de misiles balísticos provenientes de Irán.
Este intercambio de acusaciones y advertencias deja claro que cualquier decisión respecto al armamento de largo alcance podría tener serias repercusiones en la dinámica del conflicto, escalándolo aún más y posiblemente extendiendo la participación directa de otros actores internacionales en la guerra en Ucrania.
