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La construcción de una prisión de máxima seguridad en la costa de Ecuador, conocida como la «Cárcel del Encuentro», ha generado polémica en medio de un contexto de «mano dura» contra el crimen organizado impulsado por el presidente Daniel Noboa. El proyecto, que forma parte de una serie de medidas para hacer frente a la crisis penitenciaria, busca albergar a unos 800 reclusos, incluyendo a líderes de bandas criminales, quienes en el pasado controlaban las prisiones antiguas del país.
La cárcel se está levantando en una zona rural entre las comunidades de Bajada de Chanduy y Juntas del Pacífico, en la provincia de Santa Elena, un área considerada por los habitantes como parte de su territorio ancestral. Los vecinos han expresado su rechazo y han solicitado la suspensión de la obra, argumentando que no se les consultó previamente sobre el proyecto, lo que va en contra de los derechos indígenas. Además, se teme por el impacto ambiental en un ecosistema de bosque seco tropical, que alberga especies endémicas de flora y fauna.
El gobierno de Noboa, que ha hecho de la reforma del sistema penitenciario una de sus prioridades, ha defendido el proyecto como esencial para mejorar el control de las prisiones y descongestionar la Penitenciaría del Litoral, la cárcel más grande y peligrosa del país, que alberga a más de 8.000 personas. A pesar de las preocupaciones de la comunidad local y un atentado armado que paralizó temporalmente la construcción, el mandatario mantiene su compromiso con la obra, que se espera esté parcialmente lista en el tercer trimestre de este año.