El grupo chiíta libanés Hizbulá anunció que responderá de manera «específica» a lo que calificó como una «masacre israelí» tras la explosión simultánea y masiva de miles de beepers en el Líbano y Siria. El ataque, atribuido a Israel, dejó al menos nueve muertos y miles de heridos. Hizbulá afirmó que seguirá apoyando a la «resistencia de Gaza» y defenderá la soberanía del Líbano, prometiendo un «duro castigo».
Por su parte, el Gobierno libanés y el grupo chiíta condenaron el ataque, describiéndolo como una «agresión criminal» que también afectó a civiles. Irán calificó la acción como un «acto terrorista», mientras que la Unión Europea, a través de Josep Borrell, advirtió del riesgo de una escalada en la región y pidió evitar una guerra total.