Abril: mes de Convivencia Educativa y avances en la legislación ( Ricardo Jorquera Gutierrez, Académico departamento de Psicología Director A convivir Se Aprende Atacama)

 

Nos encontramos en el mes de abril, periodo en el que celebramos la convivencia educativa en Chile. Esta fecha nos recuerda la importancia de generar ambientes positivos y saludables dentro de nuestras comunidades educativas.

Sin embargo, en las últimas semanas hemos sido testigos de una serie de episodios de violencia ocurridos dentro o en los alrededores de establecimientos educacionales de nuestra región. Estos hechos resaltan, con mayor intensidad, la necesidad de reforzar todas las acciones orientadas a mejorar la convivencia dentro de las escuelas.

En este contexto, queremos destacar los esfuerzos que se están realizando para generar una nueva legislación dirigida a promover espacios educativos más seguros, saludables y armoniosos. Actualmente, se encuentra en trámite en el Congreso de Chile el proyecto de ley de convivencia educativa. Este busca fortalecer la gestión de la convivencia y desarrollar un conjunto de herramientas para enfrentar la violencia, promoviendo un entorno de respeto y armonía entre todos los miembros de las comunidades educativas.

Entre otros puntos, este proyecto propone la actualización de los reglamentos internos, fomenta la capacitación especializada de los equipos en estas materias, y formaliza los roles en los equipos de convivencia, estableciendo la obligatoriedad de contar con un coordinador de convivencia educativa dedicado exclusivamente a su gestión dentro de los establecimientos educacionales. Asimismo, este proyecto de ley procura garantizar la protección de los derechos de los trabajadores de la educación y mejorar los procedimientos destinados a promover su bienestar laboral. En términos generales, el proyecto busca instaurar medidas que prevengan la violencia y el acoso, erradicando cualquier forma de maltrato o discriminación que pueda surgir dentro de nuestros establecimientos educacionales.

Para concluir, queremos enfatizar que, aunque hemos presenciado recientemente un aumento de conflictos entre estudiantes, nuestras acciones deben proyectarse a largo plazo. Esto implica crear espacios que promuevan la sana convivencia, el bienestar, y la prevención de la violencia mediante un enfoque formativo que fomente valores y actitudes positivas, promoviendo el respeto, la inclusión y el desarrollo de habilidades socioemocionales. Debemos aprender a afrontar los conflictos cultivando relaciones basadas en la empatía y haciendo uso de la comunicación efectiva.

Es responsabilidad de todos construir entornos en los que podamos respetarnos desde nuestras diferencias, entendiendo que la cultura de nuestro país es cada vez más diversa y compleja. Estamos llamados a gestionar la convivencia desde un enfoque ético y formativo, priorizando la inclusión y el respeto mutuo. Es fundamental hacer esfuerzos colectivos para convivir con los demás respetando nuestras diferencias.

 

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