El pasado 22 de octubre, un asteroide de aproximadamente un metro de diámetro, identificado como 2024 UQ, impactó contra la atmósfera terrestre tras ser detectado con apenas horas de anticipación, según informó la Agencia Espacial Europea (ESA). Aunque el tamaño del asteroide no representaba un riesgo significativo, el evento subraya la necesidad de mejorar los sistemas de alerta para amenazas potencialmente más peligrosas.
La detección de 2024 UQ fue realizada por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS), ubicado en Hawái, solo dos horas antes del impacto en el océano Pacífico, cerca de California. El objeto pasó desapercibido inicialmente debido a su posición en el borde de dos campos de observación, lo que dificultó su identificación inmediata como una amenaza en trayectoria de colisión.
Este impacto es el tercero de este tipo registrado en 2024. En enero, el asteroide 2024 BX1 se desintegró sobre Berlín sin causar daños, mientras que el 4 de septiembre, otro asteroide, 2024 RW1, se quemó en el cielo sobre Filipinas. La NASA señala que, aunque eventos como estos no representan un peligro inmediato, resaltan la vulnerabilidad de la Tierra ante impactos de asteroides, especialmente aquellos de menor tamaño que pueden evadir los sistemas de monitoreo actuales.
Estos recientes incidentes demuestran que, pese a los avances en vigilancia planetaria, aún persisten desafíos para detectar y monitorear objetos pequeños que pueden acercarse inesperadamente.