“La fatal incomprensión” Por Álvaro Iriarte – Director de Investigación Instituto Res Publica

Hace unos días la presidenta Bachelet dio a entender en sus declaraciones que el mejoramiento de la calidad de vida es completamente independiente del crecimiento económico. Lamentable, viniendo de la Presidenta de Chile.

La experiencia histórica y empírica muestra precisamente lo contrario: las naciones que han experimentado periodos prolongados y sostenidos con crecimiento económico han alcanzado niveles de vida superiores. Todos los países que hoy se consideran desarrollados atravesaron en algún momento por periodos de intensa expansión de su economía. Asimismo, los países más pobres, a pesar de sus profundas diferencias culturales y geografías, comparten la insuficiencia en el crecimiento económico.

La importancia de una economía libre está precisamente en la posibilidad de generar crecimiento, que a su vez tiene la capacidad de elevar la calidad de vida de la gran mayoría de la población, que se traduce en movilidad social y superación del flagelo de la pobreza. Gracias al crecimiento económico se crean oportunidades que permiten a millones vivir mejor que sus padres y proyectar lo mismo para sus hijos. La mayor prueba del impacto positivo de la economía libre es el surgimiento de un gran sector de ingresos medios, que se ha vuelto un actor político y social preponderante en Chile.

La pobreza genera dependencia económica, social y moral. Cada vez el número de personas que ingresan a los programas de asistencia estatal es mayor al número de quienes salen de ellos, lo que es un fracaso de la autoridad. ¿Se puede considerar como mejor calidad de vida el que cada vez más chilenos necesiten subsidios, bonos y beneficios para llegar a fin de mes? Evidentemente no.

Por estas razones resulta contradictorio hablar de mejor calidad de vida sin crecimiento económico. Por la misma razón es irónico hablar de mejorar la vida de las personas haciéndolos prisioneros de un sistema asistencialista que termina por ahogar la iniciativa, el esfuerzo y las ganas de salir adelante, en vez de generar oportunidades que permitan a cada familia desarrollar su proyecto de vida.

Cuando Chile crece, los sueños de millones se pueden hacer realidad, y se puede superar realmente la pobreza. Por estas y otras razones, el país debe poner el crecimiento económico como una de las principales preocupaciones tras 3 años de pésimo desempeño.

 

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