El régimen de Nicolás Maduro revocó la autorización previamente otorgada a Brasil para representar los intereses de Argentina en Caracas, alegando que las instalaciones diplomáticas argentinas habían sido utilizadas para planificar actividades terroristas y magnicidios en contra de Maduro y la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Esta decisión se produjo tras denuncias de opositores venezolanos, quienes reportaron que las fuerzas de seguridad rodeaban la embajada argentina en Caracas.
Brasil, sorprendido por la medida, reafirmó que la misión argentina es inviolable, de acuerdo con la Convención de Viena. Entretanto, el gobierno argentino rechazó la decisión unilateral del régimen venezolano y advirtió que cualquier intento de tomar acciones en la embajada sería duramente condenado.
Chile también expresó su preocupación por la situación y manifestó su solidaridad con Argentina y Brasil, señalando que la decisión de Venezuela va en contra de las convenciones internacionales sobre relaciones diplomáticas.
Este conflicto tensa aún más las relaciones entre Venezuela y Brasil, cuya relación se ha deteriorado en los últimos meses debido a los problemas electorales en Venezuela.