“Las cosas por su nombre” Por: Álvaro Iriarte – Director de Investigación del Instituto Res Pública

La agenda política de los últimos días ha estado marcada por la situación de la Democracia Cristiana y su relación con el gobierno de la Nueva Mayoría.

A pesar de los discursos y declaraciones de personeros de la falange, desde una perspectiva de las ideas parece no existir diferencia alguna entre la DC y el resto del conglomerado de gobierno: aprobó el alza de impuestos, la reforma a la educación superior y la reforma a la educación escolar, la reforma laboral y el aborto.

¿Por qué la Democracia Cristiana dice sentirse incómoda en la Nueva Mayoría, a la que acusa de haber girado hacia ideas de izquierda? Si esto fuera cierto, deberían existir profundas diferencias entre su ideario y el del Partido Socialista o el del Partido Comunista, lo que a su vez se manifestaría en una aproximación diversa ante los proyectos impulsados desde una ideología socialista y con acento estatizante. Nada de esto ha ocurrido los últimos años. Decir que se siente incómoda con los aliados de “izquierda” no tiene mucho sentido al considerar que, a pesar de manifestar esta supuesta incomodidad con el Partido Comunista, la Democracia Cristiana no tiene problema alguno en negociar un pacto electoral con el MAS y con la Izquierda Ciudadana, partidos que podrían catalogarse tanto o más de izquierda que el Partido Comunista.

En el fondo, efectivamente la situación de la Democracia Cristiana tiene que ver con un tema de identidad del partido. Pero a diferencia de lo que sostiene su directiva y las cúpulas, el verdadero nudo es que el partido ha dejado de ser algo distinto a sus aliados de inspiración socialista, y comparte con ellos las ideas matrices de su pensamiento político, económico y social: que el Estado sabe mejor que las personas que es lo bueno para ellas y por tanto debe tomar las decisiones en materias tan relevantes como la educación, que la economía de libre mercado debe ser reemplazada por la intervención y dirección  del Estado y que la innovación y energía de la sociedad civil debe ceder el espacio a la labor  de los burócratas y las oficinas públicas.

La prueba de ello es el discurso y el historial de votación del diputado comunista y la diputada democratacristiana que representan a Atacama: no existe diferencia alguna entre ambos.

 

 

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