El votante “populista” por: Álvaro Iriarte – Director de Investigación Instituto Res Publica

Si algo ha quedado claro en los últimos años, es que Chile no está libre de la amenaza populista. Muchas veces pensamos que esta ola populista era algo más bien lejano, que no afectaría al país o, en el mejor de los casos, que no llegaría hasta Atacama.

En las elecciones municipales de 2016 quedó en evidencia que el populismo ha penetrado en la gestión municipal, a lo largo de todo Chile, incluyendo a nuestra región: mal uso de los recursos municipales, contrataciones explosivas de operadores y hasta largas filas para obtener regalos en especie o pago de cuentas de servicios. Este ciclo de elecciones 2017 será una muy buena vitrina para conocer sin caretas a los portavoces del populismo, quienes esgrimen mensajes como: “no más AFP”, “nacionalizar el cobre”, “nacionalizar el agua”, “los inmigrantes dejan sin trabajo a los chilenos”, “da lo mismo si el país no tiene crecimiento económico”, “todos los políticos son iguales”, “no más hidroeléctricas” o “más regiones para impulsar la descentralización”. Estas consignas forman parte del extenso listado que da vida a las propuestas populistas.

Lamentablemente, América Latina ha sido prolífica en estos proyectos fracasados, lo que explica en gran parte el tortuoso camino del subcontinente para derrotar la pobreza y generar oportunidades; todo esto, a pesar de tener capital humano y recursos naturales en abundancia. Pero, a diferencia de lo que ha sido tradicionalmente el populismo en este confín del mundo, en la actualidad el surgimiento de estos proyectos se asocia más bien a las expectativas frustradas de la juventud y de los sectores de ingresos medios, en una mezcla de ansias por movilidad social, progreso material y exigencia de “derechos sociales” que no tienen como contrapartida deberes cívicos.

La historia demuestra que el populismo puede venir tanto desde la izquierda del espectro político como desde la derecha, y en ambos casos los resultados son negativos. El problema de fondo de estas propuestas radica en que insisten en ir contra las estadísticas y las experiencias exitosas, en una suerte de discurso mesiánico y radical. La gran responsabilidad de quienes no se identifican con el proyecto populista es marcar clara y decididamente el contrapunto, sin miedo a perder un par de votos por decir y hacer lo correcto.

 

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