“Un llamado de atención” Por Álvaro Iriarte Director de Investigación Instituto Res Publica

Desde hace un tiempo Perú viene haciendo las cosas bien, al punto que ha llegado a desplazar a Chile en algunos temas.

Hay varias noticias recientes en materia de minería que deberían ser abordadas detenidamente tanto por las autoridades como por el mundo privado.

En lo que ha transcurrido del 2017, Perú superó a Chile como principal exportador de cobre a China. Por primera vez nuestros vecinos han sido capaces de exportar más cobre al gigante asiático: mientras Chile ha enviado poco más de 2,7 millones de toneladas de mineral, los envíos de Perú superaron los 3,2 millones de toneladas. Por otro lado, Cochilco ha estimado una cartera de inversiones en minería cercana a los 65 millones de dólares al año 2025. El 82% de estos proyectos corresponde a expansiones de yacimientos que actualmente se encuentran en explotación, y solo el 18% a nuevos proyectos. En Perú, la cartera de inversiones alcanza un valor total menor que Chile, casi 23 millones de dólares; de los cuales el 75% corresponde a nuevos proyectos.

Si bien es cierto que Chile y Perú se encuentran en distintos momentos del ciclo de desarrollo minero, y eso explica en parte la diferencia en los montos de inversión, la verdad es que no se debe pasar por alto la distribución de la inversión proyectada para Chile. En efecto, la excesiva preponderancia que tiene la ampliación o expansión de proyectos puede estar reflejando la dificultad para desarrollar nuevas iniciativas. Por una parte, influyen la ausencia de reales incentivos a la inversión extrajera tras la reforma tributaria de este gobierno y el aumento de la rigidez laboral. Por otro lado, el procedimiento administrativo para obtener los permisos ambientales ha estado envuelto en la polémica, y pareciera que la certeza jurídica retrocede ante la discrecionalidad administrativa y política. El mejor ejemplo es el reciente escándalo por el Proyecto Dominga.

Por ser una región minera, estos temas son de gran interés para Atacama, entre otras cosas porque pueden afectar decisivamente su desarrollo futuro. Estas estadísticas deben ser consideradas como una señal de alerta, o a lo menos como un llamado de atención para Chile. El desafío es revisar que se ha hecho mal y corregirlo para que la minería chilena siga siendo líder y ejemplo mundial.

 

 

 

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