Cientistas políticos afirman que los indecisos serán clave este domingo

Si ni siquiera el metro liberado o el café gratis lograron llevar a los votantes a ejercer el deber cívico, el escenario para el próximo domingo no se ve mejor.

 

Aunque hubo metro gratis, una cadena de cafeterías se puso con café matinal y el Gobierno realizó una campaña para llevar más votantes a las urnas, el pasado domingo 19 de noviembre, sólo un 46% de los sufragantes llegó a los recintos de votación marcando un lamentable precedente para lo que será el balotaje de este fin de semana. Los expertos esperan una abstención parecida a la del año 2013.

La politóloga de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano (UAHC), Catalina Barrera, cree que nuevamente el fantasma de la abstención recorrerá los locales de votación. Una tendencia que no parece mermar desde el debut del voto voluntario el año 2013. Hasta hoy, la participación efectiva ha alcanzado en promedio sólo un 49% de los votantes, es decir, 6 millones de ciudadanos que se movilizaron hacia las urnas y que el pasado 19 de noviembre alcanzaron apenas un exiguo 46%. La experta piensa que el fenómeno no cambiará en el balotaje de este fin de semana.

“Durante la segunda vuelta podríamos seguir observando altos niveles de abstención electoral. Sin embargo, eventualmente podría darse una cifra de participación parecida a la del balotaje del 2013 que alcanzó un 58%, superando la primera vuelta, incluso, y que fue un proceso evidentemente decisor”, cree Barrera.

“En el fondo, estas cifras dan cuenta de una sociedad civil desafectada, poco interesada en hacer uso efectivo y legítimo de su derecho ciudadano. Esto, ciertamente es gatillado por una clase política poco atractiva para el denominado voto blando y el voto indeciso, el cual podría, de proponérselo, revertir este fenómeno y definir el proceso electoral otorgándole, de paso, mayores niveles de legitimidad”, agrega.

Coincide el cientista político Max Oñate, para quien la tradición de las segundas vueltas es, generalmente, hacia la baja en la participación. “No esperamos una excepción porque no hay atractivos electorales más que los tradicionales en este escenario de balotaje, por lo que a los candidatos les queda repetir la oferta de un proyecto centro-izquierdista y el otro bando, reforzar lo más posible en reunir sus propios votos y encantar a un posible votante que desiste de sufragar en segunda vuelta. Una proeza imposible en este contexto”, señala.

Barrera plantea que es difícil proyectar un mayor nivel de participación, si se toma en cuenta las facilidades con que contó el votante ausente este año. Hasta café gratis ofreció la cadena Starbucks. “Por un lado, el Gobierno hizo hincapié con su campaña ‘súmate, no te restes’, en la cual invirtió aproximadamente unos $500 millones para incentivar a que el electorado asistiera a las urnas durante la primera vuelta. A su vez, la iniciativa del transporte de metro gratuito, también hizo lo suyo. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos en este sentido, las cifras no aumentaron y apenas se mantuvieron”, recuerda.

Urnas vacías y una tarde interminable para los vocales fueron reflejo de un fenómeno mayor, explica Barrera. Uno que podría repetirse a menos que se aborde algo más que un síntoma. “Esto indica que el problema no radica en la forma, sino en el fondo. Existe una necesidad imperante por educar a la ciudadanía sobre la importancia de estos procesos a través de mecanismos abiertos de información, espacios de diálogo y expresión de demandas sociales. También existe el desafío inmediato de refrescar la alicaída política chilena; fortalecer los vínculos sociales, recuperar la confianza en el ejercicio político y fortalecer los niveles de representación”, señala.

 

Texto: Lanacion.cl

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