
En los últimos 15 años la Región de Atacama ha mostrado un significativo avance en la participación laboral femenina, registrándose un crecimiento de 7,7 puntos porcentuales (p.p.). Esto da cuenta de la progresiva y sostenida incorporación de la mujer atacameña en el mundo laboral.
Si durante el trimestre móvil noviembre – enero 2010 la tasa de participación laboral de las mujeres era de un 47,6%, durante el trimestre noviembre – enero 2024 este indicador llegó a un 55,3%. En términos nominales, el año 2010 la fuerza de trabajo femenina estaba compuesta por 51.102 mujeres, actualmente esta cifra asciende a 69.678, presentando una variación de +34,3% en la cantidad de mujeres que componen la fuerza laboral de la región.
Por otra parte, la tasa de ocupación femenina en la Región de Atacama también presenta un crecimiento importante. Si en el año 2010 la tasa de ocupación de las mujeres era de un 42,6% (45.670), actualmente el índice llegó a un 49,5% (62.407), marcando un crecimiento de 6,9 puntos porcentuales (p.p.).
En términos de desocupación femenina, la región de Atacama ha tenido un desarrollo oscilante. Si en el año 2010 la tasa de desocupación femenina estaba en el 10,6%, actualmente el indicador llegó al 10,4%, presentando una disminución de 0,2 puntos porcentajes (p.p.).
Respecto a estas cifras el Seremi del Trabajo, Jonathan Páez, señaló que “El compromiso del Gobierno del Presidente Gabriel Boric es continuar fortaleciendo la incorporación de la mujer en el mercado laboral, con empleos dignos y seguros. Para ello, seguiremos trabajando en iniciativas como la Mesa Mujer y Minería, la aplicación de la Ley de Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral, junto con el proyecto de Ley de Equidad Salarial, que encabeza la ministra Jeannette Jara”.
Por su parte, el Jefe de Proyecto del Observatorio Laboral de Atacama, Raúl Díaz, señaló: “Estas cifras dan cuenta de una progresiva incorporación de las mujeres al mercado laboral, lo cual también ha ido acompañado de una transformación en las tareas que históricamente se les había sido asignadas, como el cuidado y la familia. La tasa de participación laboral femenina ha tenido un crecimiento notable en los últimos 15 años, dando cuenta que las mujeres se integran a actividades remuneradas en busca de desarrollo profesional y económico. Sin embargo, a pesar de estos indicadores positivos, también hay desafíos importantes que abordar, como su incorporación en actividades económicas tradicionalmente masculinizadas, por ejemplo, en minería y construcción; además de la formalización de empleos informales ocupados por mujeres. Estos son fenómenos que se deben abordar desde las políticas de empleo para la construcción de una sociedad inclusiva y con mayores niveles de equidad.