La Selección Chilena volvió a tropezar en su lucha por llegar al Mundial de 2026, esta vez cayendo por 1-0 ante Paraguay en Asunción, en un partido correspondiente a la decimotercera fecha de las Eliminatorias Sudamericanas. El equipo dirigido por Ricardo Gareca sumó una nueva decepción, no solo por el resultado, sino también por la desconcertante toma de decisiones desde el banco.
El trámite arrancó con Paraguay presionando alto, pero sin claridad. Chile supo aguantar y generar algunas aproximaciones, destacando un zurdazo de Lucas Cepeda que exigió al arquero Roberto Fernández. Sin embargo, la balanza se inclinó en el complemento, cuando Omar Alderete rompió la paridad a los 59 minutos, tras aprovechar una jugada aérea mal defendida por la zaga nacional.
El desconcierto aumentó con los cuestionados cambios de Gareca, quien optó por sacar a sus delanteros titulares, Eduardo Vargas y Lucas Cepeda, justo cuando Chile necesitaba más peso ofensivo. El ingreso de Fernando Zampedri y Luciano Cabral no logró recomponer la línea de ataque. Cabral, en particular, fue una víctima del esquema: habilidoso y con buena tenencia, pero sin socios a quién filtrar balones ni espacios claros para generar juego.
Las modificaciones dejaron al equipo sin profundidad ni conexiones claras, sumando también a Charles Aránguiz en un mediocampo que, pese a su jerarquía, no consiguió alimentar a una delantera desdibujada y aislada. El propio Zampedri, que debutaba oficialmente, quedó en tierra de nadie ante la falta de acompañamiento.
La Roja terminó sin reacción ni claridad, dejando a Paraguay al borde de la clasificación y complicando aún más sus propias opciones de asistir a la próxima Copa del Mundo.
El equipo de Gareca no solo debe preocuparse por la tabla, sino también por corregir decisiones tácticas que, como se vio en Asunción, terminaron perjudicando el funcionamiento colectivo.
