
La sonda Blue Ghost, desarrollada por la empresa Firefly Aerospace, logró aterrizar exitosamente este domingo en la Luna como parte del programa Artemis de la NASA. Con la misión de analizar el entorno lunar, el módulo transporta diez instrumentos científicos que estudiarán el subsuelo, la superficie y la atmósfera del satélite, contribuyendo al objetivo de establecer una presencia humana permanente hacia finales de la década.
El descenso de la nave se produjo tras una quema de inserción en órbita de descenso, lo que permitió un aterrizaje controlado en Mare Crisium, una zona situada en la cara visible de la Luna. Este hito ocurrió después de un viaje de más de seis semanas, que comenzó con su lanzamiento desde Florida el 15 de enero.
Los equipos científicos a bordo de Blue Ghost ya han comenzado sus operaciones. Entre ellos destaca el experimento Lunar GNSS Receiver Experiment (LuGRE), que logró rastrear señales del Sistema Global de Navegación por Satélite (GNSS) a una distancia récord de 246.000 millas y ahora buscará captar por primera vez estas señales desde la superficie lunar. También se encuentra en funcionamiento el telescopio Lunar Environment Heliospheric X-ray Imager (LEXI), que ha acumulado más de 50 horas de operación y continuará captando imágenes para estudiar la interacción entre la magnetosfera terrestre y el viento solar.
Otros instrumentos clave incluyen el Regolith Adherence Characterization (RAC), que analizará la adhesión del polvo lunar a distintos materiales, y el Lunar Instrumentation for Subsurface Thermal Exploration with Rapidity (LISTER), diseñado para medir el flujo de calor del interior lunar.
Este aterrizaje marca un avance significativo en la exploración espacial, consolidando el desarrollo de tecnologías clave para futuras misiones tripuladas. La NASA y Firefly Aerospace destacan la importancia de esta colaboración dentro del programa Servicios Comerciales de Carga Lunar (CLPS), que busca potenciar la exploración lunar mediante asociaciones con el sector privado. La misión Blue Ghost 1 tendrá una duración aproximada de 60 días, incluyendo las operaciones en la superficie, y proporcionará datos fundamentales para el regreso del ser humano a la Luna y la exploración del espacio profundo.