El Ministerio de Defensa de Rusia anunció maniobras navales de gran magnitud en el Mediterráneo Oriental, cerca de las costas de Siria, empleando armamento hipersónico de última generación. Según el comunicado oficial, las operaciones incluyen disparos con misiles, artillería, torpedos y bombardeos prácticos, en los que participan aproximadamente mil soldados y una decena de buques de guerra equipados con misiles Tsirkón, con un alcance de 1.000 kilómetros.
El despliegue también involucra 24 aviones, entre ellos cazas MiG-31 armados con misiles Kinzhal, y sistemas de misiles costeros Bastión. Entre los ejercicios destacados, las fragatas Almirante Flota de la URSS Gorshkov y Almirante Golovko realizaron prácticas de tiro con misiles Tsirkón, mientras que el submarino Novorossiisk ejecutó lanzamientos de misiles de crucero Kalibr. Estas maniobras, lideradas por Alexandr Moiséev, comandante en jefe de la flota rusa, se desarrollan en estricto apego a las normas internacionales y en coordinación con otros países para evitar incidentes en aguas internacionales.
En paralelo, el contingente ruso en Siria admitió bombardeos en coordinación con el Ejército sirio en las provincias de Idlib, Hama y Alepo, reforzando el respaldo al régimen de Bashar al Asad frente a grupos islamistas. Durante una conversación telefónica, los presidentes Vladímir Putin de Rusia y Masud Pezeshkian de Irán reafirmaron su apoyo «incondicional» al gobierno sirio y calificaron las acciones de los grupos rebeldes como un intento de desestabilizar la soberanía del país.
