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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que elimina las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés) en las instituciones gubernamentales, argumentando que busca defender los «derechos civiles» de los ciudadanos. Esta decisión ha generado un efecto dominó en grandes empresas, como Disney, Amazon y McDonald’s, que han optado por suspender programas similares.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha implementado medidas que afectan directamente a grupos históricamente marginados. Entre ellas, ha prohibido la participación de mujeres trans en deportes femeninos, ha ordenado la eliminación de pronombres en firmas de correos electrónicos de empleados federales y ha instado a instituciones científicas a excluir términos como «activismo», «LGTB» y «estereotipo» en la evaluación de proyectos.
Según informes de medios locales, una organización conservadora ha publicado una lista de trabajadores vinculados a programas de diversidad, enfocándose en mujeres negras y empleados con afiliaciones políticas contrarias al actual gobierno. Paralelamente, en el sector privado, Disney eliminó advertencias sobre representaciones ofensivas en películas, mientras que Meta flexibilizó sus restricciones sobre comentarios negativos hacia la comunidad LGTBI en sus plataformas.
Diversas organizaciones civiles han anunciado acciones legales contra estas medidas, argumentando que podrían provocar un retroceso en la lucha contra la discriminación y la equidad en el ámbito laboral. Especialistas advierten que esta ofensiva contra la inclusión podría desencadenar una resegregación en el mercado de trabajo y reforzar discursos discriminatorios en la sociedad estadounidense.