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El gobierno de Donald Trump inició el despido de varios cientos de empleados de la Administración Federal de Aviación (FAA) durante un fin de semana de alto tráfico aéreo, pocos días después de un accidente fatal en el Aeropuerto Ronald Reagan de Washington.
Los afectados, en periodo de prueba, fueron notificados por correo electrónico el viernes por la noche. Entre ellos se encuentran especialistas en mantenimiento de radar, aterrizajes y ayudas a la navegación. Según el secretario de Transporte, Sean Duffy, menos de 400 trabajadores fueron cesados y aseguró que no se despidió a controladores de tráfico aéreo ni personal de seguridad crucial.
Los despidos ocurren en un contexto de escasez de controladores y preocupaciones sobre la capacidad operativa del sistema aéreo estadounidense. Además, algunos de los empleados cesados trabajaban en un radar de alerta temprana en Hawái, un programa de seguridad nacional financiado por el Departamento de Defensa.
El accidente del 29 de enero, en el que colisionaron un helicóptero Black Hawk y un avión de American Airlines, sigue bajo investigación. En paralelo, la eliminación de la Comisión Asesora de Seguridad de Aviación ha generado inquietud sobre la gestión de la seguridad aérea en EE.UU.