Durante la noche pasada, las fuerzas rusas lanzaron uno de los ataques más masivos con drones no tripulados contra Ucrania, utilizando un total de 135 aparatos, según informó la Fuerza Aérea de Kiev. Las defensas ucranianas lograron derribar 80 drones y desviaron otros 44 gracias a interferencias electrónicas, en un esfuerzo cada vez más efectivo contra los drones kamikaze Shahed y otros tipos de dispositivos no tripulados empleados por Rusia.
Los ataques se concentraron sobre varias regiones de Ucrania, incluyendo Odesa y Jersón en el sur, Kiev y Cherníguiv en el norte, y otras zonas del centro, oeste y noreste del país, como Poltava, Járkov y Sumi. Dos drones fueron desviados hacia territorio bielorruso, país aliado de Rusia en este conflicto.
Los drones rusos fueron lanzados desde regiones cercanas a la frontera con Ucrania, como Kursk, Orel y Primorsko-Ajtarsk. Este tipo de ataque se ha intensificado gracias al desarrollo en Rusia de drones Shahed, de origen iraní.
Ucrania ha incrementado el uso de interferencias electrónicas para neutralizar estos ataques, una medida menos costosa que el derribo de drones y particularmente útil cuando estos aparatos vuelan a altitudes demasiado elevadas para ser alcanzados por las patrullas móviles ucranianas.