Escalada del Everest en una semana: ¿el futuro del alpinismo con xenón?

 

Cuatro clientes británicos de la empresa austriaca Furtenbach Adventures planean realizar una expedición exprés al Everest, alcanzando la cima y regresando a casa en solo una semana, una hazaña que desafía las convencionales expediciones de varias semanas. La clave del éxito radica en la inhalación de xenón, un gas noble raro en la Tierra, que, según los expertos, puede ayudar a los alpinistas a aclimatarse más rápidamente a las altitudes extremas.

El proceso comienza con la preaclimatación en tiendas de hipoxia en el Reino Unido, donde los clientes simulan las condiciones de oxígeno reducido a gran altura. Al llegar a Katmandú, serán trasladados en helicóptero al campamento base del Everest a 5.300 metros de altitud y, con la ayuda de oxígeno embotellado y xenón, ascenderán en solo tres días hacia la cumbre.

La propuesta de Furtenbach, conocido por sus «expediciones flash», tiene un costo de unos 150.000 euros por persona, una cifra significativamente mayor que las expediciones tradicionales que duran entre seis y diez semanas. Aunque la técnica no está exenta de controversia, Furtenbach defiende su uso como una forma de prevenir el mal de altura, sin buscar mejorar el rendimiento, y asegura que el xenón, empleado bajo supervisión médica, no presenta riesgos para la salud.

Sin embargo, algunos expertos, como el cardiólogo Ulf Gieseler, advierten sobre los peligros potenciales, como el aumento descontrolado de glóbulos rojos que podría causar trombosis. Además, el xenón está en la lista de sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), aunque Furtenbach defiende que su uso no está relacionado con el dopaje.

Así, mientras el Everest sigue siendo una meta inalcanzable para muchos, estas innovadoras expediciones podrían marcar un nuevo capítulo en la historia del alpinismo.

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