El próximo 24 de noviembre la Región de Atacama tendrá que decidir a qué proyecto político adscribirá en los próximos años: el del candidato que representa a la oposición o el que representa al Gobierno de Boric.
Usted ya escuchó la afirmación “da lo mismo quien gobierna, son todos iguales”. No es así. Hace 23 siglos Aristóteles señaló la importancia de la política, y nada ha cambiado al día de hoy. Pregúntele a un inmigrante ilegal qué lo motivó a salir de su país. La respuesta es la misma: la política de izquierda.
Y es que su voto a favor de una u otra candidatura impacta en 3 asuntos clave para el presente y el futuro de Chile: el grupo de personas que ejercerá el poder en las instituciones públicas, el proyecto político al que adscribe ese grupo y el destino que ofrece a todos ese proyecto. No eligirá a una “persona”, sino a un grupo de personas de un sector político; ni a un “independiente”, sino a un candidato que aboga por un ideal político.
En la intimidad de su conciencia usted decidirá si continuaremos con el proyecto comunista (madurista) que comparte el actual gobernador del PS; si apoyará a la izquierda que promueve que los niños de 3 años cambien de sexo, que fraguó el caso fundaciones, que creó la tómbola y capturó al SLEP, que indulta y pensiona a delincuentes, que promueve reglas que ridiculizan el uso de la fuerza por Carabineros, que cerró Paipote (ENAMI) perjudicando a los trabajadores, y que se opuso a la licitación del Litio para impulsar un acuerdo privado de espaldas a la Región. O podrá decidir un cambio de rumbo en Atacama, para que aterrice el sentido común, se termine la permisología y lleguen oportunidades para trabajar, eligiendo a la oposición.
Enfrentamos una crisis institucional impregnada de un mito: la revolución de jóvenes resolverá todo. Pero la realidad es que todo está peor. Para que Chile salga del abismo, necesitamos una decisión. El destino que ofrece la izquierda (pobreza, corrupción y privación de libertades); o el de derecha, que defiende la creación de trabajo, la propiedad privada y la seguridad. Lo trascendente no radica en el “carisma” del candidato, sino en su ideal político. Lo importante son las elecciones, estimado.