El enfrentarse a los resultados de la PAES, en los adolescentes puede ser un proceso complejo en que se ponen de manifiesto deseos, expectativas y la sensación para muchos de validación de sus capacidades. Aunque para un adulto pueda ser errónea la vivencia de «fracaso» que viven los estudiantes, se debe partir de la base, de que la presión social en una cultura que se válida por los logros y la ostentación, así como las presiones explícitas o implícitas de la familia, e incluso la propia historia del estudiante, pueden ser un campo fértil de sentir el caos ante los resultados.
Todo aquello, puede ser tremendamente perjudicial para la salud mental de cada uno de los adolescentes, en el caso de no cumplir con lo esperado en la PAES y más aún enfrentarlos a una planificación respecto a la carrera universitaria o técnica a elegir que estará inundada de emociones que los bloquean.
En este sentido desde la perspectiva cognitiva, el poder resolver procesos que nos ponen en encrucijadas en la toma de decisiones a largo plazo, exige que haya un planteamiento de escenarios distintos a los esperados, organizando los pros y los contras que se puedan presentar para estudiar. Pero a la vez es necesario jerarquizar, lo que es o no es importante para cada uno entre esas posibilidades o caminos.
Uno de los factores importantes es que en los casos en que el estudiante no logre por sí mismo visualizar las posibilidades, buscar ayuda psicológica o de un adulto significativo que lo medie y facilite esta toma de decisiones.
Resulta muy relevante que los padres o adultos, sean respetuosos en los procesos personales de los estudiantes y no traten de solucionar las dificultades, ya que así el joven genera herramientas para la creación de su identidad y camino que pueda desarrollar.
Por: Claudia Figueroa
Académica de la Escuela de Fonoaudiología
Universidad Andrés Bello