
A partir de mayo, comenzará la implementación de un nuevo uniforme obligatorio para los internos de mayor peligrosidad del sistema penitenciario, con el objetivo de mejorar el control por parte de Gendarmería dentro de los recintos carcelarios.
La medida se aplicará inicialmente a los 36 reclusos que se encuentran en el Recinto Especial Penitenciario de Alta Seguridad (Repas), anteriormente conocido como Cárcel de Alta Seguridad (CAS). Según se ha informado, la iniciativa busca dificultar el ingreso de elementos prohibidos mediante encomiendas con ropa, que han sido utilizadas para introducir droga o artículos tecnológicos.
El uniforme estará compuesto por cuatro prendas: una camiseta de manga larga color naranja, un pantalón azul, además de una parka y un polerón combinados en esos colores. Todos los materiales son ignífugos, es decir, resistentes al fuego, similares a los utilizados en los colchones carcelarios.
Por razones presupuestarias, la medida solo será aplicada a internos considerados de alta peligrosidad, descartándose su extensión al resto de la población penal, debido a un costo estimado de unos 10 mil millones de pesos. Posteriormente, se espera replicar esta acción en los módulos de máxima seguridad de distintos penales del país.
La adquisición de los uniformes se realizó mediante una “compra reservada”, como medida de seguridad, por lo que no se han revelado detalles del monto ni del proveedor.
El ministro de Justicia, Jaime Gajardo, respaldó la medida como parte de una estrategia para enfrentar el crimen organizado en las cárceles. “Estamos implementando una serie de acciones para fortalecer el control de Gendarmería, con especial énfasis en internos vinculados a grupos de crimen organizado y de mayor compromiso delictual”, señaló.
Asimismo, destacó que la decisión se tomó tras un proceso de análisis que incluyó experiencias internacionales. “Vamos a intervenir un aspecto propio de la cultura carcelaria y la delincuencia, que tiene que ver con la ostentación y las jerarquías asociadas”, afirmó.