El cargamento de cerezas chilenas transportado a bordo del buque Maersk Saltoro fue finalmente rechazado por las autoridades chinas, luego de que una falla mecánica en la nave retrasara su llegada y comprometiera la calidad del producto.
El buque zarpó el 27 de diciembre de 2024 desde el Puerto de San Antonio, transportando 1.300 contenedores con cinco millones de cajas de cerezas, una carga valuada en aproximadamente 115 millones de dólares según estimaciones preliminares. Sin embargo, un desperfecto en el motor, ocurrido el 13 de enero, obligó a la embarcación a permanecer en alta mar por varios días, lo que generó incertidumbre sobre el estado de la fruta.
El viaje, que inicialmente debía finalizar el 19 de enero, se extendió hasta el 17 de febrero, lo que provocó que una gran parte del cargamento llegara en malas condiciones.
El presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, confirmó que la autoridad china decidió rechazar el embarque debido al deterioro de la fruta, argumentando que permitir su ingreso habría significado un riesgo para la reputación del producto chileno en ese mercado.
“Era lo que había que hacer, era muy arriesgado entrar al mercado con una fruta en mala condición, de mala calidad, que desprestigiara el producto”, señaló Walker. No obstante, aseguró que confían en que las compañías aseguradoras y la naviera Maersk asumirán las responsabilidades correspondientes.
Este incidente representa un duro golpe para el sector frutícola chileno, especialmente considerando que las cerezas han adquirido un rol clave en las exportaciones del país. Según cifras del Banco Central, en 2024 los envíos de cerezas alcanzaron un valor de 3.575 millones de dólares, posicionándose como uno de los principales productos de exportación, solo superado por los salmones.
El mercado chino es particularmente relevante para esta fruta, ya que es altamente demandada durante la celebración del Año Nuevo Chino, donde se considera un símbolo de buena suerte. En este contexto, la pérdida de un cargamento de tal magnitud impacta no solo en términos económicos, sino también en la confianza del consumidor asiático hacia las exportaciones chilenas.
