Que Halloween no sea una pesadilla

La noche del 31 de octubre, los más pequeños y los no tanto, salen a las calles con un disfraz a pedir dulce o travesura. Y es que en Halloween vestirse de bruja, superhéroe o villano es una de las partes más entretenidas. Una experta entrega medidas para cuidar a los más pequeños de accidentes durante las celebraciones.

 

La mayoría de los disfraces que venden para Halloween están hechos de telas sintéticas, las cuales son altamente inflamables. Es en este contexto que por estos días la Seremi de Salud ha hecho una atenta fiscalización de aquellos lugares donde se comercializa este tipo de productos y muchos de ellos han sido sometidos a pruebas para detectar por ejemplo características inflamables.

Y en esto, algunos no han salido bien evaluados,  por lo que la autoridad sanitaria ha advertido del cuidado por parte de los padres a escoger prendas seguras, y fijarse por ejemplo que el rotulado sea en español, que indique procedencia y la edad recomendada para su uso entre otros.

Coincide con esta mirada, la jefa de carrera de Diseño de Vestuario y Textiles de la Universidad del Pacífico, Paulina Romero, quien también entrega medidas para cuidar a los más pequeños de accidentes durante el 31 de octubre.

Hay que tener cuidado con las telas sintéticas, que hoy son las que se utilizan mayormente para confeccionar disfraces. Son súper inflamables, porque son plásticasLa recomendación es preferir disfraces con telas naturales, como algodón, lana, seda, lino o ramio, entre otras”, comenta la experta.

Si no encuentra alternativa, la diseñadora de vestuario y textiles recomienda que en el recorrido puerta a puerta buscando dulces, los adultos tengan la precaución de que los niños no se acerquen a fuentes de calor o humo. “Hay que protegerlos de cualquier emisión de fuegoSe debe evitar que el niño disfrazado esté cerca de alguien que esté fumando, porque el material sintético se funde, es decir, se pega en la piel y de esa forma puede producir un gran daño en el menor”, explica Paulina Romero.

Por lo mismo, y considerando que la mayoría de los disfraces de los pequeños tienden a ser completos, casi como túnicas, sugiere que estos se coloquen como segunda capa. “No deben ser demasiados apretados. La recomendación es vestir a los niños con telas naturales más cerca del cuerpo. Por ejemplo, debajo del disfraz sería muy bueno ponerle una polera de algodón y un pantalón de buzo. Esto también disminuye el sudor que provoca la tela sintética”, plantea la jefa de carrera de Diseño de Vestuario y Textiles de la Universidad del Pacífico.

 

Por: Veronica Marzolo Canales – Universidad del Pacífico

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